Economistas Pacifistas

El pacifismo tiene distintas formas de expresión, incluyendo el pacifismo económico. En esta sección mostraremos las tendencias de distintos economistas pacifistas tales como Jurgen Brauer (1957), John Kenneth Galbraith (1908-2006) y Kenneth Boulding (1910-1993); quienes nos servirán como referente para poder contrastarlas con el pacifismo particular de Jesús Antonio Bejarano Ávila (1946-1999).

¿Qué podemos aprender sobre el papel que los economistas1 juegan en contextos de guerra y paz cuando analizamos sus trayectorias profesionales?. Consideremos tres economistas que dieron el debate de la guerra y la paz. Desde una orilla completamente académica está Jurgen Brauer, el cual ha realizado grandes aportes al área de la economía de la paz. Brauer fue vicepresidente de EPS (1998-2005), cofundó The Economics of Peace and Security Journal junto a J. Paul Dunne y ha sido coeditor del Journal Studies in Defense and Peace Economics. Luego tenemos a Keneth Boulding, que ha tenido una participación tanto en la academia como en la toma de decisiones en política pública, se resalta su labor como investigador y su papel como presidente de la American Economic Association y de la American Association for the Advancement of Sciences; por último tenemos a John K. Galbraith, quien influyó en la toma de decisiones gubernamentales dentro de contextos de conflicto mediante su participación en programas como National Defense Advisory Commission y United States Strategic Bombing Survey.

Jesus Antonio Bejarano como economista, pasó la primera parte de su carrera analizando el desarrollo económico del país desde un punto de vista indistinto al conflicto, tengamos presente que no es lo mismo investigar en medio de un conflicto, a investigar e involucrarse en pro de la solución de este. Este segundo detalle, es sin lugar a duda la característica más representativa de los pacifistas, la no indiferencia a la guerra. Bejarano durante toda su segunda parte de la carrera (desde 1986 en adelante), se involucró activamente en diferentes cargos que implican no sólo un amplio uso de la economía, sino también unas claras posturas políticas con respecto al conflicto, lo que lo llevó a afirmar que la violencia es la suma de procesos bien regionalizados y bien disímiles en el tiempo (Aristizabal, 1987). Llevándolo a visualizar la paz, no como un mecanismo homogéneo, sino como una fuerza de cohesión, que surge de manera heterogénea.

No hay duda alguna que desde su contexto este abordó interdisciplinariamente el problema, llevándolo a ver el mismo desde “fuera de la caja” contrario a la senda de investigación del conflicto para otros economistas que era realizado a menudo a través de los “principios metodológicos de la economía”, siendo a grandes rasgos el individualismo metodológico, la elección racional, la valoración monetaria de los costos y la caracterización económica de los incentivos. No obstante, como lo afirma Jaramillo (2000), Bejarano como economista combina los factores históricos, culturales y sociales con los estrictamente económicos. En este punto se hace visible la dicotomía en la ciencia económica entre ser una ciencia exacta y rigurosa, que se centre en cálculo entre magnitudes cuantitativas, o ser una ciencia social e histórica, donde se incluyen fenómenos que por naturaleza se resisten a la reducción en categorías matemáticas.

1. Si bien el contexto de origen y temprano desarrollo de la economía de la paz se dio en un contexto extremadamente machista, no se puede desconocer el rol de las mujeres en la conformación y mantenimiento de la economía de la paz, aportes como los de Jane Addams o Beatrice Webb en relación al movimiento del pacifismo, y el estado de bienestar.